“La música cumple y comunica algo
imposible, una “cerrada dilatación” de sí, a través de una paradoja que se
encarna en los sonidos. Lleva a su cúspide el doloroso placer de la condición
humana: esta cárcel abierta ante lo inaccesible” así reflexiona Jeanne Hersch
en las conferencias reunidas en Tiempo y
música. “La contradicción en la música.” (Editorial Acantilado, 2013: p.
24). Sostiene también que si no podemos prever su devenir, entonces la música
es música. Es simultaneidad sin duración, es decir, una promesa.
Basado en el poema El cuervo de Edgar Allan Poe, el intenso monodrama homónimo para
mezzosoprano y 12 instrumentistas de Toshio Hosokawa (estrenado en Argentina bajo
la dirección de Natalia Salinas) se asemeja a la mencionada “cárcel abierta
ante lo inaccesible”. Partiendo del inasequible diálogo entre el cuervo y el
poeta la composición musical parece ser una oscura versión de esa promesa de la que habla Hersch: el
diálogo es en realidad monólogo. Un drama, un monodrama. Quizás el más tortuoso, el de la no comunicación.
El
compositor japonés nacido en 1955 propone a la cultura nipona examinar el mundo
occidental una vez más, de manera cuidadosa, para poder verse a sí mismos de
manera objetiva y llegar a realmente conocerse. En sus obras también hace
hincapié en la transitoriedad de la música, sosteniendo en ciertas entrevistas que
al escuchar las notas individuales al mismo tiempo estamos apreciando el
proceso de nacimiento y muerte de los sonidos y así se genera un paisaje sonoro
de “devenir continuo que se anima a sí mismo”. Al leer el poema la misteriosa
presencia y no respuesta del cuervo hacen crecer el desasosiego, se despliega
también así la música, cada vez más violenta, con cortes similares a la
percusión Nō, con una cantante que a
medida que transfigura su voz se despoja de sus vestimentas (y de su elegancia).
El poder de proyección vocal de Adriana Mastrángelo es impecable, controlar el cambio
de la voz hablada a la cantada (y viceversa) es una tarea titánica, más aun cuando se tiene poca amplificación y se está sobre un par de tacos. Aunque de manera
ambigua, también se destaca el pretencioso trabajo de Federico Lamas que, como
el cuervo, tampoco dialoga distrayendo por su insustancialidad y aparente deseo
de protagonismo. Concepto que parece no haber sido entendido por el artista ya
que en el mismo poema que sirve de inspiración la ausencia tiene el mayor
protagonismo. De todos modos, y generosamente, hay cierta correspondencia entre
las figuras de yeso que funcionan como máscaras y los conceptos musicales de
Hosokawa relacionados con la tradición japonesa del citado teatro Nō.
Otra
ausencia puede sorprender a los amantes de Poe: el puesto del poeta ha sido
tomado por una mujer. Sin embargo, Mastrángelo y el preciso y creativo vestuario
de Mariana Seropián hacen de este cambio algo más que satisfactorio. A su vez,
el famoso “Nevermore” no se pronuncia y el cuervo tampoco aparece: las
ausencias parecen definir a esta versión musical del poema. Acierto sutil ya
que si la promesa es la fuerza que mantiene viva a la música, a la espera de
las dos peculiaridades de El cuervo
no desesperamos sino todo lo contrario: nos entregamos con placer a la no
previsión del devenir musical. Ante lo inaccesible, el uso de los colores que
hace Julián Gómez Christean en la iluminación equilibra la ruptura de Lamas
generando una comunicación alternativa.
Al
subir lentamente en espiral las escaleras hacia la salida del Centro de
Experimentación del Teatro Colón, se siente que la música abstracta y siempre
penetrante cumplió su misión y que aleteando desde un lejano y oscuro 1845 el
cuervo sobrevuela a los oyentes como repitiendo “Nevermore”. El círculo se
cierra pero gira, abriéndose.
Así,
paradójicamente, la intensa sensación de ausencia se vuelve presencia porque
cuando la ausencia no es omisión, entonces, es creatividad.
Manuela Rímoli

Ficha
THE RAVEN, monodrama para mezzosoprano y
doce músicos de Toshio Hosokawa Basado en el poema de Edgar Allan Poe. Dirección musical: Natalia Salinas /Dirección
escénica: Federico Lamas/Mezzosoprano: Adriana Mastrángelo/ Asistente de
dirección musical: Juan Saavedra /Asistente de dirección: Ana Crapis /Vestuario:
Mariana Seropián /Escenografía: Isabel Gual /Iluminación: Julián Gómez
Christean /Proyecciones y ejecución en vivo: Lucas DM /Dirección de fotografía:
Juan Patricio Campini /Maquillaje: Gisela Polizzotto /Tatuadora: Ana Leiva /Primer
violín: Laura Hackstein /Piano y preparación musical: Demián Apicella /Flauta:
Patricia Da Dalt /Clarinete: Federico Landaburu /Saxo: Mariano Migliora /Trompeta:
Martín Mengel/ Trombón: Heini Schneebeli /Percusión: Bruno Lo Bianco/ Segundo
violín: Katharina Deißler /Viola: Marcela Magin/ Violonchelo Jorge Bergero /Contrabajo:
Carlos Vega
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.